En un país tan vasto y complejo como México, liderar con autenticidad, constancia y propósito no es tarea menor. Entre quienes han logrado hacerlo con integridad, dejando huella tanto en el mundo empresarial como en el social, destaca el nombre de Dieter Lorenzen Maldonado. Empresario regiomontano con más de 30 años de trayectoria, Dieter ha sido recientemente reconocido como una de las 100 Voces del Liderazgo —una publicación que rinde homenaje a mujeres y hombres cuya visión está transformando el presente y construyendo el futuro del país.
Dieter es fundador de LOMA Desarrollos, una empresa que ha evolucionado de ser un pequeño desarrollador de vivienda a convertirse en un grupo con presencia en nueve estados de la República y más de cincuenta proyectos inmobiliarios —residenciales, comerciales y de usos mixtos— bajo su dirección. Lo que distingue a LOMA, sin embargo, no son solo sus metros cuadrados construidos, sino su enfoque humano. Como él mismo lo afirma: “En LOMA no solo construimos espacios; construimos hogares, experiencias, patrimonio y comunidad.”
Un origen con propósito
La historia de Dieter es también una historia de resiliencia. Criado en ausencia de una figura paterna, encontró en su abuelo, Jorge Maldonado Elizondo, y en figuras clave como Humberto Lobo Morales y Ricardo Margain Berlanga, una brújula moral y profesional. Fueron estos hombres quienes le sembraron las primeras semillas del liderazgo auténtico: ese que no impone, sino inspira; que no manda, sino guía; que no presume, sino construye.
Desde joven, Dieter entendió que el liderazgo no es un cargo, sino un estilo de vida. Y que el verdadero éxito se alcanza cuando lo personal y lo profesional no se contradicen, sino que se fortalecen mutuamente. “La mejor inversión de mi vida ha sido mi familia”, comparte. “Educar a mis hijos, disfrutar de mi esposa, compartir tiempo con mis amigos en el rancho… Eso también es crear valor.”
Liderar también es servir
Más allá del mundo empresarial, Dieter ha sido un firme creyente en el poder transformador de la educación. Su compromiso con varias asociaciones civiles dedicadas a fortalecer el desarrollo de niñas, niños y adolescentes en riesgo, lo ha llevado a vincular el éxito profesional con la responsabilidad social. “Para aprender a sumar hay que saber dividir”, dice con convicción. “Sembrar ideas, sembrar sueños en jóvenes vulnerables es la forma más efectiva de trascender.”
Filosofía de liderazgo
Cuando se le pregunta cuál es el consejo más importante que podría dar a quien quiere emprender o liderar, Dieter responde sin rodeos: “Cree en tu proyecto. Y sé constante. La diferencia entre una buena idea y una gran empresa es la capacidad de resistir, adaptarse y nunca dejar de avanzar.”
Y cuando habla de sus socios, lo hace con la misma claridad con la que uno hablaría de una pareja de vida: “Lealtad y confianza son la base. Son la decisión más importante de cualquier proyecto.”
Un liderazgo con alma
A Dieter se le nota cuando habla. Tiene esa mezcla infrecuente de seguridad tranquila y visión firme que caracteriza a los verdaderos líderes. No necesita alzar la voz para ser escuchado. Su recorrido —marcado por trabajo silencioso, decisiones éticas y resultados consistentes— habla por él.
Al final, cuando se le pregunta qué haría si no tuviera límites de tiempo ni recursos, su respuesta es reveladora: “Haría lo mismo que he hecho hasta ahora. Desarrollar hogares, mejorar comunidades, compartir oportunidades. Solo que lo haría más grande, más profundo, y con más gente a bordo.”
En un mundo donde la ambición muchas veces se confunde con superficialidad, Dieter nos recuerda que se puede construir desde la raíz, crecer con sentido y trascender con propósito. Porque crear para trascender no es solo un lema. Es una forma de vivir.
